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'Bee'oindicadores


Como es sabido, los animales se ven condicionados por el entorno en el que se encuentran. Si las condiciones cambian o se produce una alteración en el medio que les rodea éste se ve reflejado en el comportamiento, en su viabilidad o en la acumulación de ciertos compuestos. Es por esto que los animales pueden dar información sobre el nivel de contaminación ambiental: las libélulas, los anfibios y aves como los mirlos se conocen tradicionalmente como indicadores del bienestar de las aguas de los ríos, ya que precisan de aguas muy limpias. Aquellos seres vivos que nos ofrecen información del entorno por los cambios que experimentan son conocidos como bioindicadores.
Podemos encontrar muchos ejemplos de animales bioindicadores pero uno de los más utilizados desde siempre es la abeja. Las abejas son útiles como detectores porque son animales cosmopolitas, muy abundantes y que visitan diferentes entornos ambientales (suelo, plantas, aire y agua); además, son sensibles a muchos productos tóxicos que pueden acumularse tanto en su cuerpo, y llegar a producirle la muerte, como en sus productos, como la miel o la cera.
Es interesante estudiar estos animales, ya no solo por la información que nos ofrecen acerca de la contaminación sino por el papel destacado que tienen en la vida de muchos seres vivos. En los últimos treinta años se ha notado una disminución considerable en las poblaciones de abejas, lo que ha hecho saltar la alarma. Y es que estos insectos se encargan de la polinización de un gran número de especies vegetales, y muchas especies animales se alimentan a la vez de estas plantas, así que los ecosistemas dependen en gran parte de ellas.



Hasta el momento los estudios de biomonitoreo que se habían hecho con abejas se centraban en el análisis de los compuestos producidos por las colmenas. Desde hace un par de años se está llevando a cabo un estudio sobre estos insectos a tiempo real, con colmenas controladas vía Internet. De esta manera no solo se realiza el estudio haciendo un análisis de la miel, o de la cera, sino que se tienen en cuenta los posibles cambios de comportamiento de las abejas. Con este sistema, además, se pueden estudiar los casos de mortalidad excesiva de individuos: por un lado, la colmena dispone de un contador que permite controlar el número de abejas que entra en la colmena respecto al que sale y así se puede conocer el número de individuos extraviados; este número puede hacer sospechar la presencia de substancias neurotóxicas en el ambiente que provoquen desorientación o que pongan en compromiso su viabilidad. Por otro lado, además, debajo de estas nuevas colmenas hay unos recipientes que permiten recoger las abejas a medida que se van muriendo, cosa que permite estudiar las posibles causas de mortalidad. A parte de todo esto, en el interior hay instalada una webcam que da la posibilidad de controlar el vuelo y el comportamiento en directo.

Apis mellifera

"Si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres." Einstein

1 comentarios:

Marta (Zoe) Velasco dijo...

http://www.csic.es/web/guest/noticias-y-multimedia?p_p_id=contentviewerservice_WAR_alfresco_packportlet&p_p_lifecycle=1&p_p_state=maximized&p_p_mode=view&_contentviewerservice_WAR_alfresco_packportlet_struts_action=%2Fcontentviewer%2Fview&_contentviewerservice_WAR_alfresco_packportlet_nodeRef=workspace%3A%2F%2FSpacesStore%2F511db336-cc27-479c-b9ee-0da5b29d622d&_contentviewerservice_WAR_alfresco_packportlet_gsa_index=false&_contentviewerservice_WAR_alfresco_packportlet_title=noticias&contentType=news

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